domingo, 11 de julio de 2010

LA HERENCIA - XXIV

La algarabía de los gorriones disputándose la comida sobre el antepecho de la ventana, despertó a Mariana. Se cambió silenciosamente y buscó la malla en su antiguo dormitorio. Se la puso bajo la ropa decidida a inaugurar la piscina natural. Recordó la promesa hecha a Luis y garabateó una nota para dejar en la cocina. Abandonó el paso sigiloso al amplificarse las voces masculinas a medida que bajaba la escalera. Les sonrió y aceptó el mate ofrecido por Julián.

-No esperaba una visita tan tempranera –dijo complacida.

-Aunque me levantaría al alba por vos, estoy aquí porque Luis me invitó a quedarme –respondió penetrándola con una mirada que la hizo sonrojar.

-¿También a ustedes los despertaron los pájaros? –preguntó ella para ocultar su turbación.

-En realidad, los enigmas -contestó Luis.

La joven comprendió que los eufemismos estaban prescritos. Se sentó junto a los hombres y devolvió el mate.

-Que alguien me diga que todo esto es una pesadilla de la que voy a despertar pronto -pidió desalentada.

Julián, abatido por sentirse incluido en el mal sueño, guardó silencio. La seguridad con que reconocía la atracción que le despertaba la joven no operaba cuando se cuestionaba sobre los sentimientos de ella. Su proverbial confianza no podía penetrar la superficie de la mirada huidiza. Las palabras de Luis, quien después de pernoctar tres días en la casa estaba convencido de que la aparición de Edmundo había sido real y que debía responder al pedido que le fuera hecho, le restituyeron la determinación con la que se comprometió a luchar por la muchacha.

-No puedo mentir para consolarte porque estaría exponiéndote a sucesos extraños para los cuales debés estar preparada -dijo Luis tomando las manos de la joven.- Con Julián pensamos confeccionar una lista de acontecimientos, llamémosle inusuales, en la que todos debiéramos colaborar. Estábamos esperando que Emilia y vos se levantaran…

-Aquí estoy. Buenos días a todos –saludó la nombrada, acariciando el rostro de su hija antes de sentarse al lado de Luis.- Después de un mate, soy toda oídos- dijo mirando a Julián.

Éste se lo alcanzó con una sonrisa. Su compañero resumió:

-Queremos anotar cualquier situación que se salga de lo corriente con relación a esta casa. Les pido que tengan la mente abierta a cualquier fenómeno, sin tratar de explicarlo, porque esta madrugada Julián y yo compartimos... Una experiencia anómala -concluyó abruptamente.

-¿Qué les pasó? –inquirió Emilia alarmada.

-A los dos nos costó conciliar el sueño. Alrededor de las cuatro y media de la mañana, llevaba media hora dormido porque la última vez que miré el reloj eran las cuatro, Julián me despertó y susurró que no hiciera ruido. Nos quedamos en silencio, escuchando el roce de pasos que merodeaban por la habitación -la miró a Mariana y le dijo con acento de disculpa:- Pensé que estabas intentando recuperar el libro... -sonrió ante el gesto de la joven, a medias sorprendido y contrariado- Así que estiré la mano y encendí el velador. En el dormitorio no había nadie más que nosotros, pero el libro estaba abierto. Julián comprobó que la puerta tenía puesto el cerrojo como la dejamos al acostarnos –se quedó en silencio.

Las mujeres procesaron el relato y fue Mariana, que al parecer no había comprendido la consigna de Luis, quien hizo la disección de los hechos.

-A ver si entendí. Los despertó un ruido de pasos, encendieron de inmediato la luz tratando de pescarme –le echó una mirada indulgente a Luis,- no ven a nadie, la puerta sigue cerrada y el libro está abierto. A esa hora y cansados como estaban, ¿no es posible que alguno lo haya soñado y que el otro lo hubiera hecho propio sumido en el sopor del sueño?

-No, Mariana –intervino Julián.- Estábamos bien despabilados. El caso es que nadie en los segundos que mediaron hasta dar la luz, pudo haber llegado hasta la salida y desaparecer detrás de una puerta cerrada con llave.

-¿Estamos hablando de fantasmas?

-Estamos hablando de manifestaciones que momentáneamente son inexplicables pero que se están fortaleciendo.

Emilia había escuchado en silencio. Levantó la cabeza y le preguntó al joven:

-¿Por qué decís que están cobrando fuerza?

-Porque se revelan públicamente. Hasta ahora, salvo el trance de Mariana, seguramente son experiencias personales.

La mujer pidió con un gesto el cuaderno a Luis, quien se lo alcanzó junto con un bolígrafo. Lo abrió y se aprestó a escribir.

-Entonces -dice- nosotras empezamos. Cosas extrañas... -recitó, y lo anotó en la hoja a modo de encabezado:- Abogado, corte de luz, descenso a oscuras, golpes en la puerta -a medida que hablaba, escribía. Se dirigió a Mariana:- ¿Nena...?

La chica se encogió de hombros, aún reticente a participar del recuento. Después aportó:

-Si es procedente... Son más impresiones que hechos -aclaró.

-¡No analices! -insistió Luis.- Sacalo afuera.

-Las víboras de la entrada, los retratos, los tapices, los signos... Sensaciones de ataques y de ser vigilada. El galpón, el sótano, la dama del camafeo, el ático... ¿Qué más quieren? -dijo fastidiada.

-Yo soñé con Edmundo antes de venir a la casa -confesó Luis.- Me pidió que no las dejara solas.

Las mujeres lo acorralaron con la mirada. Un brillo adicional iluminó los ojos interrogantes de Mariana.

-Fue un sueño ocasionado por la inquietud -aclaró,- pero me facilitó el contacto con mi intuición. Quiero ampararlas física y emocionalmente, que ningún hecho las sorprenda solas y las paralice. El peligro que corrió Mariana en la cabaña no debe repetirse... -expresó con energía.

-Si nos fuéramos... -murmuró Emilia.

-¡No, mamá! ¡Me prometiste un mes!

-¡Pero no a costa de tu vida!

-¿No te estás excediendo, mamacita? -contrapuso Mariana con enojo.

Julián, que presenciaba el enfrentamiento entre madre e hija, presintió que cualquier influjo maligno que ocupara la casa las estaba ganando para su bando.

6 comentarios:

MARICELA dijo...

HOLA CARMEN, QU ME VA A DAR ALGO CON TANTO SUSPENSO. Y LO QUE ES MEJOR CADA VEZ ME EMOCIONO MAS CON LA NOVELA. NO PODRIAS ESCRIBIR DIARIO, NO TE CREAS.
UN GRAN SALUDO!

Irene dijo...

es la primer vez que entro a tu blog y me parece una excelente novela de suspenso. saludos!

Anónimo dijo...

Estoy casi de acuerdo con maricela. En lo referente a que la emoción se hace insufrible si. Pero no quiero que te agobies con las fechas porque la verdad es que, aunque sea un poquito morboso, estos parones le dan mucha vida.

Saludos Carmen, Arturo

Carmen dijo...

Querida Maricela: Será un poco egoísta pero así, aunque sea virtualmente, estoy segura de compartir con vos un encuentro semanal. Te mando un gran abrazo.

Carmen dijo...

¡Hola, Irene! Me alegro de tener otra lectora y agradezco tu comentario. Un saludo cordial.

Carmen dijo...

Amigo Arturo, siempre es un placer recibir tus comentarios. Un gran saludo desde Argentina.